miércoles, 18 de abril de 2018

LOST IN TOKIO

He tenido que llegar a esta ciudad de mas de 13 millones de habitantes para darme cuenta de lo solo que estoy. De madrugada,cuando veo por la ventana esta burrada de edificios con las luces encendidas, me parece que cada una de ellas es un faro de esperanza en medio de la oscuridad.

Me siento tan pequeño en esta ciudad gigantesca, que a menudo olvido que soy una de esas luces que alumbran en la noche.

Tal vez, ahora mismo, un alma solitaria como la mía me esta observando y se pregunta cuales son mis deseos, mis sueños y mis esperanzas. Si nos pudiéramos comunicar de algún modo, le diría a esa alma que no se lo que quiero, lo que sueño o lo que espero. Ahora mas que nunca me siento vacío y perdido en una ciudad sin fin.

Tal vez mi corazón despierte en algún momento y descubra de repente que he venido a hacer a este mundo donde casi nadie parece cumplir sus sueños.

Mientras tanto, seguiré contemplando este firmamento de ventanas que me provoca una extraña melancolía.

Tal vez en algún lugar, acurrucada en alguna parte, esa alma afín me aguarda en silencio en la colmena infinita de las esperanzas.